Lesiones del ligamento cruzado anterior
Un chasquido, un intenso dolor en la rodilla, dificultad para apoyar la pierna… son algunos de los síntomas más comunes ante una rotura de ligamento cruzado. Te explicamos cómo se trata esta lesión.
Una de las lesiones de rodilla más comunes es un esguince o desgarro del ligamento cruzado anterior, también llamado (Anterior Cruciate Ligament (ACL).
Resumen rotura ligamento cruzado
La rotura del ligamento cruzado es una lesión muy frecuente en la práctica de deportes como el fútbol o el esquí, por ejemplo. Esta lesión consiste en la rotura parcial o total de un ligamento en la articulación de la rodilla. Como consecuencia, la rodilla se vuelve inestable y el paso inseguro.
Ambos ligamentos cruzados (uno anterior y uno posterior) unen en la rodilla el fémur con la tibia. Si se produce una rotura del ligamento cruzado, se puede sentir perfectamente en la rodilla, y también se puede escuchar un crujido en el interior. Otros síntomas de la rotura del ligamento cruzado son hinchazón y dolores en la rodilla; también se suele producir un derrame articular. La rodilla se vuelve inestable debido a la rotura del ligamento cruzado, lo que puede manifestarse con los siguientes síntomas:
- Inseguridad al caminar, la rodilla se dobla de forma involuntaria
- Sensación de que el muslo se dobla hacia la pantorrilla
Además, la rotura del ligamento cruzado puede llevar a una pérdida del rendimiento (que puede aparecer más tarde) y a un bloqueo de la capacidad de doblar y estirar la rodilla. La rotura del ligamento cruzado suele ser parte de una lesión de rodilla más extensa, aunque puede aparecer aislada. Es mucho más común la rotura del ligamento cruzado anterior que la posterior.
Síntomas y diagnóstico de la rotura del ligamento cruzado
Cuando un deportista sufre una rotura de ligamento cruzado, los principales síntomas son:
- La rotura del ligamento en sí, es decir, el momento en el que se rompe, puede sentirse claramente; además, se escucha un chasquido.
- Justo después de la rotura del ligamento cruzado, aparecen los primeros síntomas como hinchazón y dolores en la rodilla.
- En algunos casos se desarrolla un derrame sanguíneo rápido y continuo en la articulación. Sin embargo, este síntoma puede aparecer más tarde.
- Normalmente los ligamentos cruzados estabilizan la rodilla y son decisivos para el correcto movimiento de dicha articulación. En el caso de una rotura de los ligamentos cruzados, la rodilla afectada se torna inestable. Otros síntomas característicos de una rotura del ligamento cruzado son los siguientes:
- Sensación de que el muslo se dobla hacia la pantorrilla.
- Gran inseguridad al caminar, la rodilla se dobla de forma involuntaria.
- Un fuerte dolor.
Los síntomas que aparecen por una rotura del ligamento cruzado dependen de cuál de los ligamentos está afectado: un aspecto característico de la rotura del ligamento cruzado posterior es que la tibia desplaza el fémur hacia atrás (signo del cajón posterior); por el contrario, si se trata de una rotura del ligamento cruzado anterior, se puede desplazar hacia delante (signo de cajón anterior).
Primeros auxilios
Consulte con su médico si cree que tiene una lesión en el LCA. No practique deportes ni otras actividades hasta que haya visto a un médico y lo hayan tratado.
El médico le puede ordenar una resonancia magnética de la rodilla, la cual puede confirmar el diagnóstico y puede igualmente mostrar otras lesiones de la misma.
Los primeros auxilios para una lesión del LCA pueden incluir:
- Elevación de la articulación por encima del nivel del corazón.
- Aplicación de hielo en la rodilla
- Analgésicos tales como los antinflamatorios no esteroides (como el ibuprofeno)
- Muletas o un Ferula o Brace para caminar hasta que la hinchazón y el dolor mejoren.
- Terapia física para ayudar a mejorar el movimiento de la articulación y la fuerza de la pierna.
Algunas personas pueden vivir y desempeñarse normalmente con un LCA roto; sin embargo, la mayoría se queja de que la rodilla es inestable y puede "agotarse" ante la actividad física. Las rupturas del LCA no reparadas pueden llevar a un mayor daño de la rodilla.
- NO mueva la rodilla si ha sufrido una lesión seria.
- Utilice una férula para mantener la rodilla derecha hasta que lo vea un médico.
- NO vuelva a jugar ni reanude otras actividades hasta que le hayan realizado un tratamiento
¿Qué pruebas, exámenes se suelen solicitar?
La radiografía de rodilla
- La radiografía es útil para descartar que el ligamento en vez de romperse haya arrancado su anclaje en el hueso, las llamadas fracturas de espinas tibiales.
- La resonancia magnética nuclear, la RMN detecta habitualmente las roturas de los ligamentos cruzados y su gravedad, además de lesiones de las demás estructuras de la rodilla que no se puede observar en una radiografía de rodilla.
Imágenes por resonancia magnética:
Durante este examen, se toman imágenes del interior de su rodilla. Esta resonancia magnética puede ser usada para observar las lesiones en el ligamento cruzado anterior o para diagnosticar otras lesiones asociadas: lesión de menisco, lesión de cartílago, lesión de otros ligamentos (ligamentos colaterales, ligamento cruzado posterior, esquina posterior lateral de la rodilla)
¿Cómo se tratan las lesiones de ruptura de ligamento cruzado?
Los ligamentos lesionados se consideran "esguinces" y se clasifican según una escala de severidad.
- Esguinces grado 1. El ligamento es dañado levemente en un esguince grado 1. Se ha estirado ligeramente, pero aún es capaz de ayudar a mantener estable la articulación de la rodilla.
- Esguinces grado 2. Un esguince grado 2 estira el ligamento al punto donde queda suelto. Con frecuencia se lo llama un desgarro parcial del ligamento.
- Esguinces grado 3. A este tipo de esguince más comúnmente se lo llama un desgarro completo del ligamento. El ligamento ha sido dividido en dos pedazos y la articulación de la rodilla es inestable.
Los desgarros parciales del ligamento cruzado anterior son raros; la mayoría de las lesiones del ACL son desgarros completos o casi completos.
El tratamiento inicial se basa en cuatro medidas:
- Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con cubitos de hielo o el cold pack (bolsa estanca con un gel en su interior que se enfría en la nevera). Nunca en contacto directo con la piel, para evitar quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos cada hora, cuidando de no sobrepasar las tres horas totales al día.
- Reposo mínimo de 24 a 48 horas, para evitar aumentar la lesión.
- Vendaje compresivo elástico, no rígido para no cortar la circulación de la sangre.
- Elevación de la extremidad durante varios días. Si el paciente está tumbado, se coloca una almohada bajo la pierna, de forma que el pie esté más alto que el corazón. Si el paciente se sienta, apoyará la pierna sobre una silla.